27 May

VIAJES ESPECIALES PARA GRUPOS Y ASOCIACIONES…

Han sido muchos los grupos que han confiado en nosotros el desarrollo de sus viajes en la pasada primavera. Los amigos del Grupo Camino y Jara disfrutaron en los senderos nevados de las Dolomitas, un programa de senderismocon raquetas de nieve. Dolomitas Diciembre 09 036

El Grupo de Montaña CASA (Construcciones aeronáuticas) y el Grupo de Montaña Chiclana recorrió los bosques de cedros del Medio Atlas haciendo una interesante ascensión al Djebel Ayane, una montaña poco conocida. El grupo Al Wadira, de Ecologistas en Acción de Alcalá recorrió un paraje espectacular: los Arribes del Duero. La asociación “Camina, caminarás…”, de Palma de Mallorca se lanzó a conocer Toscana y Liguria descubriendo la primavera en estas singulares regiones. El Departamento de Económicas de la Universidad de Granada “exploró” un año más el “mundo de las medinas de Marruecos”. Esta vez le tocó el turno a la gran medina de Marrakech. DSCN7903

Se trata de un viaje cultural en el que los participantes estudian los medios económicos de una “medina medieval”…, un interesante proyecto que se combina como no puede ser de otra manera con el disfrute en general del viaje. Y así, numerosos grupos han confiado en nosotros la realización de sus proyectos. La asociación de mujeres “Las Beguinas” lleva varios años desarrollando actividades de crecimiento personal además de proyectos de colaboración en diferentes países. Esta vez nos encomendó una ruta para “disfrutar del silencio”. Nuestra propuesta: recorrer en camello y a pie los arenales del Sahara, una experiencia de la que vinieron encantadas.  SI FORMAS PARTE de una ASOCIACION, ya sabes, ponemos a vuestro servicio toda nuestra experiencia e ideas para que vuestro viaje sea todo un éxito. Os esperamos.

Con café en la cama: Artículo escrito por Mary Fely

Primer día: Vuelo a Venecia y viaje a Palafavera:

Maribel, Marisa y yo nos conocemos hace mucho pero nunca habíamos pasado tanto tiempo juntas como en este viaje, no obstante las tres estábamos seguras de que lo íbamos a pasar más que bien. Pensábamos en Clara, Marisa no la conocía, Maribel había coincidido con ella una vez  y yo un poco más y queríamos que se sintiera cómoda con nosotras, que como todos ya sabemos, estamos «un poco locas» (de media).
El viaje a Sevilla con mi niña y el novio fue un no parar. Los pobres solo pudieron abrir la boca para decir que ya habíamos llegado y se fueron corriendo (¡claro!). Una vez en el aeropuerto, después de encontrarnos con nuestra guía y con nuestros amigos de Camino y Jara y agradecerles mucho que nos hubieran invitado,  entre uva y uva y piña y piña empezaron a aparecer montones de amigos que también salían de vacaciones. Qué risa, ¡menos mal que no íbamos de incógnito!
En el aeropuerto de Madrid no hay fruta en los restaurantes, los recorrimos todos buscándola mientras que esperábamos el vuelo a Venecia, así que nos inflamos de dulces mientras constituíamos el fondo común, localizábamos la ubicación adecuada para el capital y nombrábamos la administradora general del mismo, es decir, que metimos cincuenta euros cada una en el monedero de dos cremalleras (una para el suelto es fundamental) de Marisa y lo guardamos en mi mochila. ¡Ea!
A nuestra llegada a Italia nos estaba esperando Paolo, el autista, con el pullman para llevarnos a Palafavera, nuestra casa en Los Dolomitas. Curva tras curva, tornanti tras tornanti me fui mareando poco a poco, por primera vez en mi vida. Me sentía fatal, no pude ni cenar, ni vomitar, me planteaba qué hacía yo allí… La manzanilla que amablemente me prepararon en el refugio, el sueño reparador y la vista desde nuestra ventana por la mañana disiparon todos mis malestares y recuperé con creces la alegría del día anterior.

Segundo día y primera ruta: Coll della Puina:

Clara ya ha pasado su primera noche con nosotros y ha sobrevivido. Esto promete.
Empezamos la ruta después del desayuno con zumo de naranjas sanguinas, ¡qué bueno!
Desde la carretera, junto al Torrente Fiorentina iniciamos nuestra ruta en dirección al Col della Puina, una impresionante pirámide blanca que descubrimos después de cruzar la Forcella Forada y que se encuentra un poquito al noroeste del Monte Pelmo.

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Es nuestro primer día de ruta y el primero de raquetas para casi todos. El cielo luce azul y la nieve, más que blanca. Nosotros más que radiantes estamos tan contentos que no nos imaginamos allí. A nuestra derecha la inmensa grieta que separa el Pelmo y el Pelmetto, un poco más adelante el refugio Città de Fiume y más adelante la afilada arista del Col della Puina. Según avanzamos el cielo se estropea y la nieve está cada vez más dura. Difícil para hacer con raquetas. Cristian talla escalones con el piolet. A dos pasos de la cima decidimos volver. Hay viento y empieza a nevar, preferimos el calorcito del típico refugio, en otro tiempo, austriaco. Pero no es fácil llegar. ¡Ahora hay que bajar!
A veces las personas tenemos la habilidad de reciclar las emociones y transformar lo difícil en divertido, lo ridículo en gracioso… Eso es lo que pasó miles y miles de veces en nuestro viaje y de esta manera, cada uno bajando como podía pero todos muertos de la risa, llegamos tan contentos al refugio. El primero que visitamos y para mi gusto el más auténtico. De postre: Yogourt casero con frutti del bosco y strudel di mela.
Todos juntos y contentos de vuelta a través del bosque. ¡Qué más se puede pedir  al día! Bueno, sí, la compañía de algún ausente.
Clara invierte efectivo en  nuestra sociedad con una aportación proporcional, la cohesión aumenta y el grupo se consolida.
Esta noche nos cambiamos de habitación, a una más grande, con dos ventanas con vistas espectaculares. Todas las mañanas yo decía ¡buenos días! y preguntaba si podía abrir la ventana. ¡Y oh…! Cada día era distinto. Y todas corrían a asomarse. Unas más rápidamente que otras…

Tercer día y segunda ruta:Monte Punta:

El estado de la nieve no permite hacer la ruta prevista según estaba organizada y nuestro magnífico guía no quiere hacer la ida  y vuelta por el mismo camino así que, de acuerdo con Julia, nuestra maravillosa guía, nos propone una alternativa que aceptamos de inmediato, confiados todos en su conocimiento y profesionalidad. ¡Qué pega se le puede poner a un hombre que ama la montaña, vive de amore y te sonríe mientras te mira! Y al que todos admiramos por su profesionalidad y simpatía.

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Así que nos vamos en el pulmino hacia Zoppê di Cadore para dirigirnos al Monte Punta. Durante el viaje atravesamos preciosos pueblos con sus casas típicas con ventanas decoradas con los adornos propios de Pascua. Es impresionante ver su cementerio, completamente cubierto por la nieve y empezar a andar por el bosque. Los abetos y los alerces son enormes y hoy encontramos algunas hayas que, incluso sin hojas, aportan una tonalidad rojiza al beige y verde oscuro predominante.  La subida es fuerte, descansamos en una vaquería vacía, como todas, hasta la llegada del buen tiempo y continuamos subiendo hasta un lugar lleno de trincheras de la I Guerra Mundial, tranquilas ahora bajo la nieve. Culminamos en el «camino al cielo» como, muy acertadamente, lo llama Maribel, porque, además de ser precioso, termina en una posición celestial, que permite una vista completísima del Valle de Zoldo y que hace que se nos salten los lagrimones. Pronto nos recuperamos y decidimos hacernos una foto «pal club» y otra»pal tuenti», que ninguna tenemos, así que habrá que agregarse al facebook ya de una vez.
Terminamos la ruta en Brusadâz, muy cerquita de Maresôn, así que, después de comer en casa de un argentino al que le encanta recibir españoles para poder hablar en su propia lengua, decidimos pasar el resto de la tarde aquí y en Pecól, de tiendas y en la preciosa heladería. La vuelta al refugio la hacemos por la carretera, atajando en cada tornanti por senderitos cubiertos de nieve, llevando los «mandaos» y con los frontales puestos de aquella manera que solo nosotros sabemos. ¡Más contentas que Heidi qué íbamos!
Por la noche en la cena, Marisa se hizo un lío con las cintas y Blas le confirmó la edad con la prueba del Carbono 14. ¡A veces es mejór no hablar!

Cuarto día y tercera ruta: Alleghe:

Hoy no hay sol, está lloviendo… Estamos pensando que a lo mejor no podemos salir.
– ¿Quién ha dicho eso? pregunta Julita (nuestra super-profesional y super-simpática super-guía) que ya la queremos tanto que nos la vamos a comer.
– Aquí se sale todos los días «per la madonna».
– ¡Oh «grazie mille bella»!
– ¡»Equipo, equipo» ! , repite.
– «»Quillo, enga ya»!
Y aquí está Cristian con la solución.

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Hoy no hay pulmino, por lo tanto no viene Ale, nuestro autista preferido, hoy toca remontes. Julita negocia con Alventus, que se porta genial. Y a ponerse las raquetas, que ya no podemos vivir sin ellas.
Salimos del refugio y, ¡de pronto estoy embarazada!  (L’amore) Y hay que subirse en la telesilla, con los palos y las raquetas. Solución, todo el mundo muerto de risa, como siempre y allá que vamos. El día está más que espectacular, «espectacurlasisimo» como diría Marisa. No se ve nada, tanta, niebla, tanta nieve a tu alrededor. Es «un día blanco» , algunas personas se marean… Nosotros no. Il Civetta nos acompaña, pero apenas podemos verlo, envuelto en el manto de niebla. Por un momento, entre las nubes, Marisa espera ver el Pelmo y Julita  no sabe qué pensar, así que como es lista se decanta por reír que ya sabemos todos que es la elección del grupo.
Es todo tan bonito y tan diferente para nosotros que es difícil de explicar. Maribel y Marisa incluso se deciden a «esquiar». Cari ya tiene las raquetas bajo control y José Luís nos «quiere» a todos 8 veces justas.
Según vamos perdiendo altura vamos perdiendo nieve y nos adentramos en un frondoso bosque de avellanos cubierto de musgo, helechos diminutos y hojas secas donde viven numerosos corzos. Y llegamos a Aleghe, donde tomamos cerveza casera y panini y pollo y paseamos junto al lago. Todo el día fue como un sueño. Y la vuelta   como siempre, muy divertida: Primero en el telecabina y después en otro telesilla, donde podíamos apreciar además de majestuosos abetos, los efectos de la  «bebida» en «algunas personas». Algún problema al apearse nos sirvió  para pasar algo de frío y para reírnos mucho.
El último tramo lo hicimos andando/deslizando (esta opción iba ganando adeptos, voluntarios o forzosos, por momentos)  hasta caer literalmente en el comedor de nuestro refugio.
Allí nos aguardaba Miquela con la cena a punto. Pero tuvo que esperar un poco más. Había que subir a ducharse y a hacer algunas fotos más porque en Palafavera todo es tan bonito que hasta dentro de nuestra habitación había «cuatro monumentos naturales de espectacular belleza». Tal era así que estamos pensando crear un calendario. Quizás podamos encontrar un patrocinador que lo publique u nos ayude a financiar nuestra próxima expedición a Los Dolomitas. Ahora sí, todas a cenar con la camiseta de regalo. No puedo explicar aquí el protocolo que había que seguir cada noche para encargar la cena del día siguiente  ni los quebraderos de cabeza que nos ocasionaba puesto que no había manera de hacer carrera del «equipo»  hasta que Pepe con sus fantásticas habilidades organizativas ideó un sistema eficaz que mantuvimos el resto del tiempo.
Empieza a nevar otra vez y algo pasa en nuestra habitación. Amador nos advierte sobre algunos personajes de leyenda, en especial sobre el «Duende de Palafavera»

Quinto día y cuarta ruta: Coll de la Besadora y Belluno.

La nevada de la noche ha sido bastante grande y todo está cubierto. Hay mucha niebla, desde las ventanas no vemos Il Civetta, ni el jirón de algodón de azúcar de su cumbre, tampoco se ve el Pelmo (panetone gigante cubierto de azúcar glass),  ni siquiera los abetos más cercanos… Pero nosotros nos vamos. Cristian no se pierde.
5 La carretera nos ofrece un panorama fantástico, no podemos ver nada que esté lejos pero los árboles cercanos y las casas adquieren un aspecto difuminado que los convierte en obras de arte, parecen pinturas. Nos dirigimos hacia Chiesa, en la zona del Spiz Zuel para hacer una travesía hasta Pecol, bordeando el coll de la Besadora y el coll Grande, ambos a los pies de la cara oriental del Civetta. También el monte de la Grava. Después de comer y descansar en el refugio bajamos hasta Pecol. Lucía estaba encantada y aprovechaba cualquier ocasión para deslizarse ladera abajo. Ana y yo más prudentes también nos caíamos. Gracias a Pepe y a Ana y a Miguel por la ayuda que me ofrecieron.
Para esta tarde hemos organizado la visita a Belluno, que un poquito de cultura no viene mal y de paso nos vamos de tiendas, así que contratamos un pulmino con autista que nos recogió al final de la ruta y nos llevó y nos esperó toda la tarde. Hubo que suspender las actividades de deslizamiento por la pista, que Maribel ya tenía un cardenal muy grande del día anterior y Marisa se quedó con las ganas del trineo así que no nos va a quedar mas remedio que volver.
La visita mereció la pena. Miguel y Encarni, tan amables como siempre, nos la recomendaron y nos aconsejaron bien.
Resueltos los problemas para encargar la cena aparecieron los de su adjudicación. Afortunadamente Blas descubrió un procedimiento altamente eficaz y autónomo que consistía en apuntar en un papelito lo que te habías pedido el día anterior. Es lo que te da el haber encontrado las gafas de Hilary y haber viajado por el Annapurna. Gracias a él, esta noche pudimos pasar un buen rato junto al fuego. Y mientras tanto volvían a acaecer acontecimientos extraños en nuestro cuarto… Me parece que Amador tiene algo que ver en el asunto y también alguna pareja más.

Sexto día y quinta ruta. Cinque Torri y Cortina de Ampezo:

Salimos de nuestro valle y nos desplazamos a Cortina de Ampezo, el valle identificado con una ardilla, en el que se celebraron las olimpiadas de invierno y  lugar mas chic de Los Dolomitas para realizar la ruta de las Cinque Torri.
Ale nos llevó por una carretera impresionante, con no se cuantos mil tornanti y con una marcha musical increíble por el Paso Falzârego y el refugio Lagaccio hasta cerca del lago Bai Di Dones para empezar nuestra última ruta.

6La nieve nos acompañó todo el día, poniendo el broche de oro, la guinda al pastel y lo mejor que nos quedaba por vivir en este viaje. Cayendo despacio en medio del bosque con todo cubierto de blanco, los árboles cargados y las montañas blancas creaban un ambiente desconocido y atrayente para nosotros y nos envolvía y nos recogía y nos apaciguaba y yo no sé qué más. ¡Ojalá  pueda vivirlo otra vez!
Cristian,  nos subió hasta las Cinque Torri (son más pero son 5 las que se en desde Cortina), pasamos junto a las vías de escaladas, cubiertas ahora, en parte, por los más de 8 metros de nieve acumulada y las atravesamos cruzando una grieta entre ellas. La vista cuando las nubes lo permitían era espectacular y con estas llegamos al refugio para comer, plato típico de pasta rellena con remolacha roja y semillas de amapola y el indispensable strudel.
Pasamos el resto de la tarde en Cortina de Ampezzo, en visita turística y de compras, bajo una intensa nevada que cubrió la carretera y que nos obligó a poner cadenas. ¡Es increíble como se  puede conducir por esas carreteras con más de una cuarta de nieve! Llegamos justos para la cena. En 20 minutos las cuatro duchadas. Eso se llama coordinación y efectividad.
Es la última noche aquí. Ya tenemos que dejar nuestro valle, representado por una lechuza en honor de Il Chivetta, ya no veremos más Il Pelmo, montaña mágica para mí. No quiero irme. Con la ilusión que me hacía Venecia, ahora la cambio por un día más en las montañas.

Séptimo día: Venecia:

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Ya echo de menos la nieve. Incluso en el vaporeto todas las fotos se las hago a las montañas que se ven al Norte, no dejo de mirarlas hasta que se pierden de vista. Maribel está igual. «El antes y el después de Los Dolomitas» empieza aquí.
Como Julia ha visitado Venecia muchas veces nos dejamos asesorar por ella y seguimos todas sus indicaciones. Y todo fue un éxito, especialmente la visita a Burano.
Efectivamente Venecia es muy bonita, todo es espectacular y hay arte por todas partes. ¡Y no hay coches! Pero no podemos dejar de pensar en las laderas nevadas, en la nieve cayendo despacio, en los abetos y alerces de los valles…

Octavo día y a casa:

Un estupendo viaje de vuelta con nuestros maravillosos amigos nos coloca a todos en nuestras casas con el agradecimiento sincero a Camino y Jara por habernos avisado,  la alegría de las emociones vividas, la ilusión de poder repetirlas y la esperanza del reencuentro con todos. !Qué sea pronto!

Finalmente y como valoración puedo decir que el viaje a Los Dolomitas ha superado con creces mis expectativas en todos los aspectos. Creo que podría volver a este lugar al menos una vez cada año durante el resto de mi vida.

 

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