José Manuel Almerich es un reconocido autor y conferenciante valenciano de libros sobre excursionismo y cultura viajera y excursionista. José Manuel, además de buen amigo, ha viajado en diferentes ocasiones con Alventus: el Rif, el Sahara Bike… . Gran parte de su tiempo José Manuel lo dedica a viajar y a escribir. Aquí nos “regala” un estupendo reportaje sobre la isla de La Graciosa, un pedazo de tierra sobre el Atlántico.
Ajenos al mundo, un grupo de niños corren descalzos desde las últimas casas hasta el pequeño embarcadero. Algunos van en bici, semidesnudos, y casi no pueden alcanzar los pedales mientras se esfuerzan en avanzar sobre la escoria de la lava mezclada con la arena. Hace apenas unas horas que hemos llegado. Poco antes de volver al puerto ha dejado de verse la isla de Alegranza, pero en cambio las luces de Famara comienzan a parpadear, nerviosas, como estrellas caídas al agua desde el otro lado del río.
El lugar desde os envío este correo no tiene las calles asfaltadas, ni existen aceras, ni semáforos, ni altos edificios. No hay tiendas de moda ni grandes supermercados, ni paseo marítimo, ni tan siquiera hoteles. Las únicas estrellas de sus dos pensiones son las que se observan por la ventana abierta en la oscuridad de la noche. No existen apenas coches, ni tan siguiera puedes alquilarlos, y la arena cubre todo el pueblo como una alfombra del color de los volcanes. Hace tiempo que el tiempo ya no existe. Aquí se detuvo cuando los corsarios ingleses reparaban sus naves en la actual Caleta del Sebo, capital de la isla. De las leyendas de tesoros escondidos, ha resultado que el verdadero tesoro es ella misma porque la sensación que se apodera en cuanto tocas tierra firme es haber desembarcado en una isla perdída del pacífico. Los seiscientos habitantes que viven todo el año se dedican a la pesca y los más afortunados, regentan algún pequeño restaurante. Las casas blancas, sencillas, humildes y dispersas, apenas guardan un pequeño orden y se confunden en la noche al ser todas casi exactamente iguales.
La Isla de la Graciosa es la mayor del archipielago Chinijo, junto con Montaña Clara, Alegranza y los Roques del Este y del Oeste. Tiene tan sólo 9 kms de longitud por cuatro de anchura, pero en ella se encuentra una de las playas vírgenes más hermosas de la tierra: las Conchas, situada en una amplia ensenada a los pies de la Montaña Bermeja, un volcán dormido al que miran con admiración los visitantes y con respeto sus habitantes. Las olas orilleras alcanzan con facilidad los dos metros de altura y mientras se elevan te enseñan el alma pero si te alcanzan te arrebatan la tuya. Este mar hay que verlo desde lejos y aún así, hay momentos que te rodea por completo.
La Graciosa es un de los paraísos que debería visitarse antes de abandonar este mundo. Cuando estás aquí tienes la extraña sensación de haberte perdido otras vidas, de haber dejado pasar la oportunidad de conocer lo poco que nos queda, la parte de esa Europa africana ajena a las luces de Navidad y el sonido de los villancicos. En 1985 les llegó la luz eléctrica y en 1990 el agua corriente. Poco ha cambiado pues desde que los habitantes de Lanzarote se refugiaron en ella, junto con sus ganados, cuando entre las nueve y las diez de la noche del primero de septiembre de 1730 la tierra se abrió de pronto en Timanfaya y ardieron los volcanes durante seis años. Pero esta noche, el calor nos ha llegado por las brasas, a punto para asar el pescado fresco que nos han preparado para cenar. La paz en el puerto es absoluta y a pesar del mal tiempo en la península, aquí el viento no mueve ni las drizas de los barcos.
Como nunca duermo, José me ha dejado su portátil para escribiros estas letras, y todavía he podido colgar algunas fotos. Aquí el concepto del tiempo es diferente, no sólo por ser una hora menos, sino porque se viven todos los sentidos a la vez.
Desde la ventana abierta veo a lo lejos el risco de Famara. Está iluminado por el cielo y parece un gigante flotando indiferente sobre el brazo de mar que nos separa de Lanzarote. Mañana lo recorreremos por su arista y seguiremos la travesía bordeándo la totalidad de la isla. La luz del faro parece recordarnos, con sus intermitentes guiños, lo afortunados que somos, no sólo por estar, sino por sentir. Y aunque no haya más remedio que dormir, siempre podremos aprender a soñar.
Muy bien… La Graciosa es una isla preciosa sí, pero para el que no conozca Lanzarote…que será bastante gente, por desgracia, será difícil de ubicar…. está junto a Lanzarote,isla más oriental del archipiélago canario, islas Canarias
Ao ler esta reportagem, fiquei um pouco confuso! Sim porque no arquipélago (AZORES), onde vivo, também existe uma Ilha com o nome CRACIOSA…E, também fica no mei do Atlântico!
Pesquisem na net…está lá!
Cumprimentos,
Roberto Ponte